Las redes sociales han transformado las relaciones entre empresas y trabajadores. Y se han convertido en una herramienta fundamental en la selección de candidatos.

Por un lado, son el medio para buscar trabajo que más ha crecido en España, afianzando su papel como intermediarias.

De hecho, ocho de cada diez personas comunicarían a través las redes que están en búsqueda activa de empleo, según el informe Redes sociales y mercado de trabajo de infoempleo.com.

Por otro lado están las empresas, que las utilizan para difundir ofertas de empleo (especialmente, Facebook). También para comunicarse de forma directa con posibles candidatos. Aquí destaca Linkedin, la red profesional por excelencia y uno de los canales mejor valorados para reclutar talento.

Pero además, las compañías las pueden utilizar para observar quién se oculta tras el curriculum vitae y qué hace. Así, el modo en el que usa las redes sociales se ha convertido en motivo para aceptar o rechazar a un candidato.

Un informe de InfoJobs reconoce que seis de cada diez empresas consultan el perfil digital del aspirante para su contratación. Y una de cada tres ha descartado a alguno en el proceso a causa de alguna publicación, principalmente en Facebook y Twitter.

Antes de la entrevista

La mayoría de empresas suele consultar la actividad y reputación digital de los candidatos a un puesto trabajo antes de realizar la entrevista, con el fin de complementar la visión que aporta el currículo.

El primer acercamiento lo realizan ‘googleando’ el nombre de los aspirantes. Esto muestra de manera inmediata el rastro digital que van dejando.

Los mejores perfiles son los que siguen a la marca en redes sociales desde hace tiempo. Además, como vimos en el artículo ‘Cómo potenciar tu marca personal’, es importante tener perfiles profesionales en Linkedin, Facebook y Google+, y un blog en el que podamos mostrar nuestros conocimientos.

Por el contrario, los principales motivos para rechazar a un aspirante son la publicación de informaciones que hagan apología de la violencia o la discriminación, que promuevan el consumo de drogas y alcohol, o de imágenes inapropiadas o sexuales.

Todo cuenta

En Internet todo queda grabado y todo cuenta, desde la foto del perfil hasta los contenidos que se comparten. Y lo que queremos mostrar y lo que no depende en buena parte de nosotros mismos.

Si estás buscando trabajo –o un ascenso dentro de la firma-, debes hacer lo que hace un nethunter: introducir tu nombre en un buscador y analizar la información que aparece.

Después, selecciona los contenidos que no quieres que aparezcan y trata de eliminarlos en la medida de lo posible. No obstante, siempre queda registro.

El siguiente paso es adaptar en redes sociales la privacidad de tus datos. Debes ocultar lo que no quieres que conozcan y mostrar lo que sí te interesa.

Ojo con la foto y el estado de WhatsApp, sobre todo si no tienes líneas distintas para el trabajo y lo personal. Son un reguero de emoticonos, frases, chistecitos,… que solemos descuidar. Y dicen mucho de nosotros.

No acudas a una entrevista de trabajo sin conocer tu huella digital.

Sé cuidadoso con los eventos a los que acudas y las fotografías que puedan tomar y publicar otros. Por ejemplo, en una boda o una despedida de soltero/a.

Y ten cuidado con las discrepancias entre perfiles profesionales y personales. No sea que te llamen por tu Linkedin… y te despidan por tu Facebook.