La combinación de servicios financieros y nuevas tecnologías –FinTech- está impulsando la aparición de nuevos modelos de negocio.

En España operan 215 startup de este tipo, según el blog de Bankia (datos de 2016), en las que trabajan 2.000 personas. El 75% estas firmas tiene menos de cinco años. El conjunto captó 130 millones en 2015 de fondos de capital riesgo y business angels.

Es una cifra discreta -alejada de los 22.000 millones de dólares en inversiones que atrajo el sector a nivel mundial-. Pero que predice su potencial de crecimiento y su capacidad para transformar el sistema financiero tradicional.

Hay que tener en cuenta el contexto en el que surgieron las FinTech. Caracterizado, por un lado, por el desarrollo tecnológico y de las TIC. Y, por otro, por el descontento con la banca tradicional, tras la crisis económica y los escándalos surgidos.

Áreas de trabajo

Por otro lado, las FinTech han sabido conectar con una nueva generación de clientes con mayor presencia digital y nuevos patrones de consumo.

No obstante, estas startup no compiten como bancos propiamente dichos. No tienen el capital necesario, ni pueden hacer frente al marco normativo.

Lo que hacen es ofrecer pequeñas soluciones, más ágiles y eficaces, en algunos nichos del sistema. Por ejemplo, los medios de pago, el seguimiento de las finanzas personales, financiación rápida, etc.

En nuestro país, las FinTech trabajan preferentemente en tecnología financiera, nuevos pagos, préstamos, transferencias, criptomonedas o divisas.

Asimismo, algunas de las áreas más prometedoras para emprender en el sector FinTech son:

  • Blockchain: tecnología subyacente de la criptomoneda bitcoin.
  • Regtech: firmas tecnológicas que ofrecen soluciones para que los bancos cumplan con la regulación.
  • Insurtech: startup que se dedican a los seguros, buscando productos innovadores y totalmente personalizados.

Si eres emprendedor o pequeño empresario, puedes beneficiarte de las ventajas de las FinTech, aunque te dediques a otro sector.

Una de sus principales características es su clara orientación al cliente, al que aportan soluciones a medida, adaptadas a sus necesidades específicas. Otros beneficios son sus precios competitivos y la interlocución, más directa y flexible.

Regularizar las FinTech

A pesar de su progresión y ventajas, el problema con el que se está topando el sector en España son las barreras normativas.

Para que una FinTech pueda mover dinero de terceros necesita una licencia similar a la de un banco tradicional. Conseguirla conlleva dos años y una importante disminución de recursos.

Como solución, hay firmas que se van al extranjero para obtener una licencia en un país comunitario y el pasaporte europeo. O que operan con licencias de terceros.

Conscientes de este problema y de la necesidad de adaptar la legislación a una nueva realidad, el Gobierno y la CNMV ya están preparando un marco regulatorio general para dar cobertura legal a estas empresas.

Además, el Ministerio de Economía ha sacado a consulta pública un anteproyecto de ley para obligar a los bancos a dar a las FinTech acceso a los datos de sus clientes, cuando éstos lo autoricen, para poder ofrecerles sus servicios.