Tengo un amigo que lleva 15 años ausentándose de la cena de Navidad de la empresa. Argumenta que ya trabaja demasiadas horas, como para continuar haciéndolo por la noche. Y tiene parte de razón.

Porque las fiestas de empresa fomentan las buenas relaciones entre compañeros y el orgullo de pertenencia. Pero no son un desmadre, como el de la película estrenada la pasada semana, sino un evento laboral en el que debemos respetar ciertas normas.

Si esta Navidad te invitan a una copa o comida de empresa con tus compañeros y jefes, aquí tienes un decálogo de consejos para evitar que un comportamiento o una actitud inapropiada transmitan una imagen errónea de tu persona y/o como profesional.

No faltes

Primero: si te invitan, no puedes faltar, porque proyectarás una imagen negativa. Puede que sea por timidez o por el gasto que supone, si eres el becario o un recién llegado, pero pensarán que eres orgulloso o antisocial. Es mejor que vayas y te retires temprano.

Segundo: pregunta (discretamente) a un compañero si paga la empresa o si se paga a escote entre todos los asistentes, para no llevarte una sorpresa cuando todos saquen la cartera. Si se organiza el ‘amigo invisible’, averigua también cuánto dinero hay que gastar, etc. Asimismo, hay empresas que compran un regalo al jefe. Antes de llevar pareja, asegúrate de que puedes asistir acompañado.

Tercero: vístete de manera correcta. Nada de estampados llamativos, escotes, minifaldas o brillos. Generalmente estos encuentros se celebran al salir del trabajo, así que puedes acudir con tu vestimenta habitual. No obstante, lleva a la oficina una camisa o corbata extra, o una chaqueta y zapatos distintos, para cambiarte antes de salir.

Respeto y discreción

Cuarto: por educación, saluda a todos los presentes, incluido a tus jefes, socios, accionistas… aunque no te pares a charlas con ellos. Y despídete antes de marcharte.

Quinto: confianzas, las justas. Estás en un evento de trabajo. Puedes divertirte en un ambiente más relajado del habitual, pero sin perder el respeto o las formas. Tus jefes son tus jefes. Y lo seguirán siendo después de la fiesta (y se acordarán de lo que has hecho en la misma).

Sexto: no hables mucho de trabajo ni aproveches el encuentro para promocionarte. Parecerás un pesado o un ‘trepa’. Tampoco participes en discusiones, ni en conversaciones polémicas, especialmente sobre religión, sexo, política y fútbol. Y no te conviertas en el payaso de la velada sacando tu repertorio de chistes.

Séptimo: no bebas en exceso, por mucho que haya barra libre, pasen bandejas o beban los demás. Así minimizarás el riesgo de mantener una conducta inadecuada o hablar de más. Y lo mismo con la comida: sírvete y come con moderación.

Octavo: nada de flirteos o de sexo en la fiesta. Estamos en la empresa. Las relaciones deben ceñirse a la esfera laboral.

Noveno: no saques fotos y, menos, para subir a las redes sociales. Puedes meterte en un lío o buscar problemas a otros compañeros. Tampoco poses, si las sacan los demás.

Y décimo: sé discreto. Lo que ocurre en la fiesta, se queda en la fiesta. No comentes con otros compañeros los excesos con el alcohol, comportamientos inapropiados o rollos sexuales de otras personas. Y tampoco te aproveches de ello.