¿Estás preparando una entrevista de trabajo? Una respuesta desafortunada -o quedarte sin ella- puede dar al traste con un encuentro que debes preparar cuidadosamente.

En un entorno cada vez más competitivo, las preguntas trampa en la entrevista de trabajo están ganando peso. Sus artífices intentan ‘pillarte’ para comprobar si eres un buen candidato. Las preguntas trampa en la entrevista permiten realizar una primera criba, antes de seguir avanzando en el proceso de selección.

Los expertos en RRHH señalan que estas cuestiones les permiten evaluar otra serie de habilidades personales, independientemente de la formación. Así, el entusiasmo, fidelidad, implicación o la capacidad de integrarse en un proyecto quedan patentes ante una pregunta inesperada.

También permiten que sea el propio candidato quien proporcione los motivos para excluirlo (o no). Aunque su curriculum vitae se adapte al puesto vacante.

Para enfrentarte con éxito a las preguntas trampa, aquí tienes diez de las más utilizadas. Preparar posibles respuestas te ayudará a despejar las dudas y nervios del momento.

Es más: se convertirán en una oportunidad para causar buena impresión a tu entrevistador y demostrarle que eres el candidato idóneo.

¿Qué sabes de nuestra empresa?

Pregunta típica para abrir una entrevista de trabajo. Y una buena oportunidad para demostrar tu interés por la firma y el puesto ofertado.

Responder bien a esta cuestión requiere un trabajo previo de investigación a través de Internet, medios de comunicación o conocidos.

Hay tantos medios para informarse que no saber cómo trabaja la firma se considera una falta de interés.

¿Qué puedes decirnos sobre ti?

Es otra de las preguntas trampa que se hacen al comienzo de la entrevista. Sirve para analizar la capacidad de respuesta del aspirante.

Tu respuesta, rápida –que no acelerada- debe resumir tu experiencia laboral y logros académicos. Deben ver que eres la persona idónea para el puesto ofertado.

¿Por qué dejaste tu empleo anterior?

Ojo. El objetivo de esta pregunta es comprobar tu predisposición para hablar mal de una empresa o jefe anterior.

Las críticas a otras compañías –aunque sean competidoras- y compañeros son percibidas de manera negativa por los expertos en RRHH.

¿Qué opinas de tus anteriores jefes?

Nuestra recomendación es la misma que en el caso anterior. Ofrece una respuesta políticamente correcta. Sin entrar en críticas ni rencores por un posible despido, falta de reconocimiento, etc.

¿Por qué has estado tanto tiempo sin trabajar?

Cada vez tiene más importancia, puesto que debido a la crisis actual podemos pasar largos períodos en paro.

Centra la respuesta en tu experiencia y metas profesionales. Y en que has aprovechado ese período para completar tu formación, reciclarte, estudiar idiomas,… Esto transmitirá que eres una persona activa.

¿Cuánto crees que debes cobrar?

Una de las preguntas trampa por excelencia. Siempre tenemos dudas sobre si pedimos demasiado o estamos regalando nuestro trabajo.

Los mejor es preguntar qué cifra están barajando y mostrarnos dispuestos a negociar. Infórmate antes de lo que cobran de media en la firma.

¿Qué es lo que estás buscando?

Otra posible pregunta en esta línea. Con ella, el entrevistador quiere evaluar tus prioridades y escala de valores. Que tienes otras motivaciones y que no te mueve el dinero.

La respuesta no debe ser “Un sueldo más alto”, sino “Mejorar profesionalmente”.

¿Cuál fue el mayor error que cometiste en tu trabajo anterior?

Otra pregunta que nos descoloca. Pero su finalidad no es indagar sobre un fallo concreto –que, por otro lado, todos cometemos-.

El objetivo es conocer nuestra capacidad para asumir nuestros errores y aprender de ellos. Debemos admitir nuestras responsabilidades y no echar la culpa a terceras personas.

¿Cuáles son tus puntos débiles?

Es imprescindible preparar bien esta respuesta, porque genera mucho nerviosismo.

Define con anterioridad en qué áreas o competencias te encuentras menos confiado. Y piensa qué habilidades, estudios, etc. -en definitiva, puntos fuertes- pueden ayudarte a contrarrestarlos.

¿Conoces a alguien de esta empresa?

Si la respuesta es sí, reconócelo con sinceridad.

Llegar a esta fase del proceso de selección por una recomendación no es un problema, si estás cualificado para el puesto.

Sí lo es mentir. Sobre todo, cuando muchos contactos se descubren a través de las redes sociales -conozco un caso que se descubrió por una foto de Whatsapp-.