Hoy es el Día Internacional de la Mujer, instaurado por la ONU para reclamar la igualdad para la mujer trabajadora. Una excusa perfecta para hablar de emprendimiento femenino.

La participación de las mujeres en la economía cada vez es mayor. Y nadie discute sus avances en educación y formación. No obstante, éstas no tienen las mismas oportunidades a la hora de poner en marcha sus propios proyectos empresariales.

Según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, las mujeres sólo representan el 34,5% del total de autónomos. Y como empleadoras, apenas superan el 30% del total.

Además, esta actividad se centra en pocas ramas -administración, inmobiliaria, educación, sanidad y cuidados-. Y sus tramos de cotización son inferiores respecto a otras actividades realizadas por hombres.

Difícil acceso al crédito

Otro rasgo del emprendimiento femenino es que las mujeres son más cautelosas. Necesitan más seguridad y formarse mejor antes de animarse a dar el paso.

Por otro lado, tienen más dificultades para acceder al crédito. De hecho, sólo el 11% de emprendedoras que en 2014 crearon sus propios negocios obtuvieron ayudas del Gobierno y CCAA.

Según la Radiografía Sage de la Mujer Emprendedora, el 36,5% recurrió a la autofinanciación. El 23% consiguió ayuda de sus familiares. Y un 7% obtuvo apoyo económico de inversores privados y business angels.

Otro problema hay que buscarlo en una educación y falta de conciliación que aún no reparten de manera equitativa las cargas entre hombres y mujeres.

Perfil del emprendimiento femenino

En concreto, en España hay más de 650.000 mujeres emprendedoras. Así lo refleja el Informe Especial sobre Emprendimiento Femenino 2015 de la RED GEM España.

Esta asociación está formada por 18 equipos de investigadores que, con el patrocinio principal del Banco Santander, estudian el fenómeno del emprendedor nacional.

Entre quienes deciden emprender, el 60% son hombres y el 40% mujeres. Esta diferencia se mantendrá durante los próximos años.

La investigación recoge, además, que mientras la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) femenina global ronda el 11%, en España se encuentra en el 4,5%.

Otro dato interesante que ofrece el estudio es el perfil de la mujer emprendedora en España. Tienen una edad comprendida entre los 25 y 34 años. Más de la mitad cuenta con estudios superiores. Y sólo un 20% espera generar más de 6 empleos en los próximos años.

Respecto a la decisión de emprender, y volviendo a la Radiografía Sage, está motivada por la falta de alternativas en el mercado laboral, según afirma el 41% de las mujeres consultadas.

Le siguen otros motivos, como la autorrealización personal y la reorientación de la carrera laboral (16,8% y 17,1%, respectivamente).

Resistente a las dificultades

Dicho esto, hay muchas características positivas del emprendimiento femenino. Las startups dirigidas por mujeres fracasan menos, puesto que éstas actúan más seguras

En España, desde el comienzo de la crisis nueve de cada diez autónomos que han dejado de serlo han sido hombres. Lo que demuestra que los negocios emprendidos por mujeres son más resistentes a las dificultades.

En opinión del presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, la mujer emprendedora es la base de la recuperación de la economía española.

En la inauguración de las jornadas de la Madrid Womans Week de 2015, señaló que [en ese momento] hay 1,1 millones de mujeres autónomas en España, “el mismo número que en 2008, antes de la crisis”, lo que representa una buena tendencia.